Sueños de Grandeza en Shanghai

Autores

  • Lic. Pablo Brum

Resumo

El año pasado el gobierno de China concretó un logro que se había propuesto desde hacía mucho tiempo: ser el anfitrión de los Juegos Olímpicos más extravagantes y perfectos jamás realizados. Tanto desde el punto de vista deportivo, con las hazañas de Michael Phelps, como del que interesaba al régimen de Beijing –la organización-, el evento fue un éxito.

Los Juegos Olímpicos formaron parte de una estrategia gubernamental de concreción de grandes proyectos, cuyo objetivo es proyectar la imagen de China hacia el estrellato – en un caso literalmente, ya que uno de los proyectos es el programa espacial centrado en los cohetes Shenzhou. Otros de los más conocidos proyectos estatales chinos es la Represa de las Tres Gargantas –el complejo hidroeléctrico más grande del mundo-, que ha desplazado a millones de personas para poder inundar el valle del río Yangzi.

Uno de estos grandes emprendimientos tendrá lugar a mediados del año que viene. Al igual que los Juegos Olímpicos, es un evento con una historia rica cuya edición china procura ser la más espléndida de todas: la Exposición Universal.

Las exposiciones universales han sido históricamente un hito de la industrialización y la introducción de la prosperidad en grandes países occidentales. Son ocasiones a las cuales acuden delegaciones de distintos países –todos los que deseen hacerlo- para exhibir el progreso tecnológico y cultural de sus naciones.  Muchos íconos culturales del último siglo y medio tienen sus orígenes en exposiciones universales. El más famoso de estos es la Tour Eiffel, magnífica obra de ingeniería creada por el ingeniero Gustave Eiffel para la Exposición de Paris de 1889. La torre fue polémica y detestada en la ciudad, pero a su vez resultó ser tan exitosa que pasó a ser el principal símbolo de la ciudad luz.

Otras grandes obras que se estrenaron en exposiciones universales son el Métro de Paris, el Crystal Palace de Londres, el Atomium de Bruselas, la Space Needle de Seattle, el Canal de Panamá  o el Flushing Meadows Park de Queens, en New York. Entre los avances tecnológicos que se mostraron originalmente en las exhibiciones se incluyen la fotografía, la electricidad, la proyección de imágenes y, las escaleras mecánicas.

La Expo 2010 se realizará en Shanghai, y espera recibir a setenta millones de visitantes a su multitud de pabellones. Se centrará en el neutral tema del urbanismo, bajo el lema de “Mejor Ciudad, Mejor Vida”. El gobierno chino ha invertido más de USD 7.300.000.000 (7,3 millardos, o billions en inglés) para asegurarse de contar con la infraestructura y el despliegue tecnológico que transmitan el mismo mensaje que los demás proyectos: China ha llegado.

Desde un punto de vista político, la estrategia de relaciones públicas china demuestra estar planeada cuidadosamente. Por un lado se encuentra en una expansión dramática de su poder militar –a través de un gasto en aumento y su sigilosa proyección naval-, así como de su influencia económica. En meses y años recientes China creó su propia empresa estatal de inversiones en el extranjero, además de asumir un papel más prominente en la toma de decisiones sobre el sistema económico y monetario internacional.

A la vez que el poder chino se expande en varios frentes, el mensaje que procura enviar es el inverso. Hasta hace poco tiempo su eslogan oficial era que China pretendía protagonizar un “surgimiento pacífico”, en términos de poder. El propio liderazgo chino consideró que la primera palabra podía resultar demasiado provocadora para sus vecinos y rivales, por lo que ahora la consigna comunista es la “sociedad armoniosa”, una referencia a la cohesión social. Por una vez, la propaganda parece ser honesta: China realmente busca evitar fricciones y ganar adherentes, una estrategia radicalmente distinta, por ejemplo, de la de Rusia.

El recinto de la Expo 2010 está planeado para ilustrar un mundo bipolar: en un extremo se encuentra el pabellón local, con USD 200 millones de inversión en el esplendor de una suerte de pagoda invertida. En el otro se encuentran los más de cinco mil metros cuadrados de espacio reservados para Estados Unidos, cuya participación se encuentra en crisis. Como explicó el Washington Post hace un par de semanas, el gobierno no tiene previsto financiar la sede del país, por lo que su trabajo se limita a coordinar la inversión privada en el pabellón. Sin embargo, el financiamiento no está confirmado, por lo que peligra la aparición adecuada del país más poderoso del mundo. Incluso se ha hablado de alquilar el espacio a Kentucky Fried Chicken, un hecho que induciría más de una tez roja en el Departamento de Estado.

Los demás países parecen estar en sintonía con China, y apuestan a hacer grandes demostraciones de sofisticación en sus presentaciones. Alemania, que ocupa un área más grande que cualquier otro país, consiste de una ciudad entera, llamadabalancity, que busca demostrar el concepto germánico de ciudad “equilibrada”, presumiblemente en términos ambientales. Incluirá un puerto, un teatro de ópera, una fábrica y una central energética.

El gobierno de Canadá lleva un audaz proyecto con contenidos políticos, ya que destaca repetidamente que la visión urbana canadiense es una de “harmonía social” –un guiño a la propaganda china- pero con “respeto por los derechos y libertades individuales”. Su estructura poligonal, si contiene expresiones abiertas de ese tipo, será sin duda motivo de polémica. A su vez, es importante recordar que Canadá tiene algunas de las ciudades que se consideran más idóneas en las cuales vivir, como Vancouver, Toronto, Ottawa y Montréal, por lo que no se deberán ignorar sus ideas sobre urbanismo.

La ciudad-estado de Singapur está construyendo una ambiciosa estructura que, en palabras de su gobierno, asemejará una “caja musical” gigante. Estará rodeada de agua y, siguiendo la tendencia, tendrá un jardín en el techo.  Polonia parece que tendrá una de las más originales, una estructura metálica cuasi transparente muy difícil de describir. Australia, a pesar de la ridícula mascota que le engrapó al pabellón –una especie de obeso pollo autóctono -, presentó también uno de los diseños más interesantes. En ruptura con la tendencia que se repite en varias delegaciones, la estructura será de madera y con curvas elegantes.  Sus contenidos referirán a la envidiable geografía rural y urbana de Australia, así como a los alimentos y productos tecnológicos de ese país. Hay otras delegaciones llamativas: al pabellón de India lo dominará un enorme domo multicolor.

Europa, hogar de las ciudades más hermosas del mundo, tendrá un papel protagónico. Francia, que el primer gobierno en sumarse a la Expo 2010 –y un país que ha cultivado persistentemente a China en los últimos años-, ofrecerá un inmenso jardín en varios pisos tristemente enrejado por fuera. Dinamarca tendrá un modernísimo par de anillos entrecruzados en diagonal y el Reino Unido un intrigante bloque deformado. Rumania destacará porque una de sus estructuras será una inmensa manzana verde, cuyo gajo faltante será el espacio en que circularán los visitantes.

De entre los países latinoamericanos, Chile promete tener un pabellón interesante, que ocupará 2.500 m2 y estará conformado por enormes estructuras cilíndricas con jardines como techos.

La Expo 2010 dominará durante varios meses la atención del mundo cuando tenga lugar entre mayo y octubre del año que viene. Como reflejan los diseños recién referidos, una gran parte de los gobiernos del mundo se lo está tomando con una seriedad cardenal.

Regresando al aspecto político, China preparará minuciosamente todo el evento, de modo de mantener su reputación de excelencia en la ejecución de sus tareas. Sin embargo, será considerablemente más difícil que los Juegos Olímpicos, no sólo porque su contenido no está tan alejado de la política como los deportes, sino por su extensión temporal y cantidad de visitantes. Aunque tradicionalmente las exposiciones universales han sido ocasiones de admiración mutua y despliegue de progreso de parte de los países, es posible que surjan debates sobre la libertad de expresión y qué constituye una “mejor vida”.

La consigna china, que refiere a que una mejor ciudad resulta en una mejor vida, es sencilla y razonable. Sin embargo, la perspectiva canadiense tiene mayor mérito: una mejor ciudad incluye la posibilidad de que sus propios ciudadanos gocen de libertades básicas que ejercer en ellas. El resultado, como lo ilustra el enorme país del norte, será mucho más rico.

 
Lic. en Estudios Internacionales. 
Universidad ORT - Uruguay

Publicado

2009-05-28

Edição

Seção

Política internacional