Idea que no muere

Autores

  • Prof. Agustin Courtoisie

Resumo

Nacida en 1920 y muerta el pasado 28 de abril, la poeta uruguaya Idea Vilariño era a la vez culta y popular, sofisticada pero simple, traductora de Shakespeare y autora de letras de canciones populares como aquella de Los Olimareños: “De todas partes vienen, sangre y coraje/ para salvar su suelo los orientales/ vienen de las cuchillas, con lanza y sable/ entre las hierbas brotan los orientales”.

Obras como Nocturnos (1955) y Poemas de amor (1958) le permitieron alcanzar “un acento único, hondo pero sencillo, que le ha merecido un fervoroso reconocimiento”, al decir de Jorge Liberati. Por su parte, Miguel Angel Campodónico recuerda que Vilariño figuró en varias antologías uruguayas y extranjeras, como New Voices of Hispanic America (Boston, 1962) y Mujeres. Las mejores poetas uruguayas del siglo XX (1993).

Docente en enseñanza secundaria (1952 a 1974) y en la Facultad de Humanidades y Ciencias (hasta 1988), responsable de textos sobre el tango, fundadora junto a Emir Rodríguez Monegal y Manuel Claps de la revista Número (1949 a 1955), Vilariño había sido galardonada con el Premio Bartolomé Hidalgo en la categoría ensayo y poesía, el Gran Premio José Enrique Rodó de la Intendencia Municipal de Montevideo, el premio anual de literatura del Ministerio de Educación y Cultura (Uruguay) y la medalla Haydée Santamaría (Cuba), entre otros.

A veces dura, casi fría o nihilista, pueden encontrarse en la poesía de Idea Vilariño momentos en los cuales parece enseñar a “sufrir bellamente” –por usar una expresión de Ana Inés Larre–. Ello ocurre en “El mar no es más que un pozo”, donde el amor es reducido a poco más que una ilusión, a una locura o una cuestión de “glándulas”: “Los astros sólo son barro que brilla/ el mar no es más que un pozo de agua amarga/ la noche no es azul, es amarilla / la noche no es profunda, es fría y larga./ El mar no es más que un pozo de agua amarga / a pesar de los versos de los hombres/ el mar no es más que un pozo de agua oscura./ La noche no es profunda, es fría y larga;/ a pesar de los versos de los hombres/ el amor, sueño, glándulas, locura.”

El mismo desencanto, quizás algo más tenue, se expresa en “Y seguiría sin mí”: “Tanto árbol que planté / cosa que dije / y versos que escribí en la madrugada/ y andarán por ahí como basura / como restos de un alma / de alguien que estuvo aquí / y ya no más/ no más./ Lo triste lo peor fue haber vivido / como si eso importara / vivido como un pobre adolescente / que tropezó y cayó y no supo / y lloró y se quejó/ y todo lo demás / y creyó que importaba”.

Sin embargo, a pesar de todo, por algo Ana Inés Larre elige para cerrar una nota entrañable sobre Idea un magnífico verso, que alude al deseo de “loco amor / que todos o que algunos, siempre / tras la serena máscara pedimos de rodillas”. Y después de esa confesión que, a la vez, revela a muchos lectores, algún sabio consejo rezuma su sensibilidad cuando declara en “Tal vez no era pensar” que, precisamente: “Tal vez no era pensar, la fórmula, el secreto./ sino amarse y amar, perdida, ingenuamente”.

En 2002, se publicó su “Poesía completa”, que reunía toda la obra anterior ya publicada y agregaba muchos textos nuevos. Esas páginas esperan nuevos lectores, o viejos lectores que desean recuperar la feroz lucidez, la elgancia de la expresión simple, y sutil a la vez, que espera ser compartida cuanto antes. Porque Idea en el fondo, no se muere, no se ha muerto, aunque a veces lo deseara. Lo insinuaba en “Quiero morir”: “Quiero cerrar los ojos porque estoy tan cansada./ Si no hay una mirada ni un don que me sostengan”. Pero miradas y dones habrá que la sostengan, si la leemos con la misma pasión sin estridencias con que ella nos dijo tantas cosas. Es que la sostenemos viva al leerla, agradecidos de que ella ponga tanta luz, gélida o tibia, en lo que sentimos.

Despues de todo, hay una feliz paradoja consistente en que los pedazos que otros se han llevado de uno nos tironean, y por ello nos mantienen de pie: “No me muero. Tal vez / tantos, tantos derrumbes, tantas muertes, tal vez / tanto olvido, rechazos / tantos dioses que huyeron con palabras queridas / no me dejan morir definitivamente”.

 

 

 

*Profesor de Cultura y sociedad contemporánea.
Depto de Estudios Internacionales
FACS – ORT Uruguay

Publicado

2009-05-14

Edição

Seção

Culturales