Un ejercicio democrático: cine al aire libre

Autores

  • Prof. Agustin Courtoisie

Resumo

El fenómeno del a veces denominado “cine viajero” o “cine a la intemperie”, no es nada  nuevo. Por ejemplo, hace un año el autor peruano de un blog comentaba una noticia difundida por el diario El Comercio en estos términos:

“Un grupo de jóvenes organizados en una ONG llamada Nómadas está llevando a cabo un proyecto encomiable. Ellos, a bordo de una camioneta, recorren los pueblos más recónditos del país cargando una especie de  cine portátil con la finalidad de acercar a los habitantes a la experiencia audiovisual del cine. Llegan a poblaciones excluidas casi por completo de la modernidad; esto incluye, por supuesto, la cinematografía. Por cierto, en países como el nuestro, no sorprende que haya lugares tan postergados de todo aquello que, para otros, es cosa de cualquier tarde: por ejemplo ir a ver una película. Los Nómadas llegan con su proyector, un lector de DVD, sillas…”


Por su parte, en julio del año pasado, la publicación digital BBC Mundo daba cuenta de la experiencia de cuatro jóvenes argentinas que recorrían América Latina “con el fin de dar a conocer y proyectar, a la intemperie, las películas de su país”. La misma publicación agregaba que dicho proyecto, denominado precisamente “Cine a la intemperie”, se proponía exhibir a lo largo y lo ancho del continente durante dos años “unos cien cortos y largometrajes de realizadores argentinos”. Según BBC Mundo, el propósito consistía en difundir el cine argentino que suele quedar fuera del circuito comercial y llevar películas a lugares "donde la gente probablemente nunca ha disfrutado de la magia del audiovisual".

En el Uruguay, con el título “El cinemóvil: un proyecto nómade”, en junio del 2007 el portal digital de radio El Espectador informaba:

“Con el apoyo del Instituto Nacional de lo Audiovisual y el Ministerio de Cultura, Pablo Ferraro recorre el país con el cinemóvil, un ómnibus acondicionado para vivir y que lleva, entre otras, películas nacionales a todos los rincones del país, y donde el cine no llega. Su estilo de vida nómade y de distintos paisajes, incorporó el cine a su rutina, sumando actividades a la agenda de las localidades del interior”.


Pero además de esa experiencia, y con otras variantes, Andrés Varela y Sebastián Bednarik han dado vida a “Efecto cine” como una “plataforma profesional de exhibición itinerante”. La tecnología utilizada consiste en una unidad móvil portadora de un proyector HD y pantallas inflables importadas, a lo cual se suma el imprescindible know-how y un trabajo en equipo sin lo cual no sería posible la gestión eficiente que los ha caracterizado. El catálogo está integrado por una decena de películas uruguayas, entre ellas “El baño del Papa”, “Matar a todos” y “El círculo”.

Estas distintas manifestaciones  del cine al aire libre no deben ser confundidas con la gran tradición de los EEUU en materia de cine en coche, es decir, cine para ser contemplado desde el automóvil. De este tipo de cines hoy sólo queda abierto apenas un 4% de los que hubo en otras épocas. Pero la experiencia estadounidense refiere a una alternativa diferente para el espectador que ya está habituado a concurrir a salas cinematográficas. El fenómeno sobre el que queremos llamar hoy la atención en nuestra nota, en cambio, intenta acercar el cine a públicos ajenos a veces por completo a esta rama entera del arte. Se trata en realidad de un ejercicio democratizador de cultura que la región debería multiplicar y consolidar.


FUENTES

Argentina

http://www.bbc.co.uk/go/toolbar/i/-/home/i/


EEUU


http://www.viajeruta66.es/2008/08/28/todos-los-cines-en-coche-en-usa/


Perú


http://zonadelescribidor.blogspot.com
 

Uruguay


http://www.espectador.com/1v4_contenido.php?id=97182&sts=1


*Profesor de Cultura y sociedad contemporánea.
Depto de Estudios Internacionales
FACS – ORT Uruguay

 

 
 

Publicado

2009-04-02

Edição

Seção

Culturales