Claves para entender el fortalecimiento institucional en Ghana
Resumo
Cuando se piensa en África subsahariana es muy difícil desligarse de la noción de caos, sea éste político, económico o social. Esta idea es incluso reforzada por la presencia en la prensa internacional de los casos de Estados fallidos como la República Democrática del Congo, Sudán, Somalia y Chad, entre otros. Lo cierto es que ignorando a estas entelequias estatales, el resto de los países que integran este continente están muy lejos de alcanzar estadios aceptables de desarrollo y bienestar para sus nacionales.
Los Estados africanos tienen grandes problemas de corte institucional que no les permiten ser el principal vehículo de desarrollo en sus territorios. Los dos mayores obstáculos a la institucionalización son: por un lado el dominio irrestrictivo de las materias primas exportables por parte de una elite selecta y aislada del resto de la población. El poder económico que implica el control de los recursos naturales y, el poder político a través de las armas, imposibilita que los gobernados tengan espacios para ejercer algún tipo de influencia sobre quienes gobiernan. La accountability de parte de la sociedad local en este caso es nula. Por otro lado, la falta de necesidad del gobierno de su población lo aísla de la misma y tiene como resultado que el Estado como tal carezca de los canales apropiados para ser capaz de mejorar la calidad de vida de sus habitantes por carecer de la infraestructura física y social para llevarlo a cabo.
Una vez dicho esto se debe rescatar que son pocos los Estados que escapan de este círculo vicioso de subdesarrollo. Ghana es uno de ellos. Ghana ha sido siempre un país que ha sobresalido en el concierto africano. Fue, si no la más, una de las colonias más prósperas de Gran Bretaña en África. Ghana también fue el primer país de África negra en obtener su independencia en 1957. Su principal líder independentista, Kwame Nkrumah, también fue un importante representante del panafricanismo y un ferviente luchador por la independencia de todo el continente.
Para poder contextualizar la realidad de la política ghanesa hay que brindar información sobre su escenario. Ghana es un país con un territorio de 230.940 km2 que cuenta con una población de aproximadamente 22,5 millones de habitantes y más de 100 grupos etnolingüísticos, donde los Akan, Ewe, Gur y Ga-Adangbe son los principales.
Las claves para entender el fortalecimiento institucional de Ghana son varias y a continuación serán presentadas.
En primer lugar es importante destacar las características propias de la población. En este sentido sobresalen dos rasgos. El primero de ellos es la inexistencia de una etnia absolutamente dominante. Cuando un grupo étnico aventaja en números de manera desproporcionada a la minoría, los derechos de la minoría no son respetados y el proceso por incorporarlos a la política local es conflictivo. En el caso de Ghana los Akan son el 45% de la población - pero entre ellos no hay homogeneidad, lo que lleva a que este grupo se disgregue y políticamente no mantenga la unidad. Esto es beneficioso para el sistema político-partidario, porque los partidos para poder ganar en todo el país deben ser partidos nacionales propiamente dicho y partidos regionales o étnicos.
La otra característica a remarcar es la existencia de la institución de la cacicaturas. Previo a la colonia los caciques fueron la máxima autoridad política en las comunidades locales. Los Asante sobresalen porque tuvieron el sistema político más desarrollado de Ghana, contando con un monarca o Asantehene cuyo espacio de influencia fue muy similar al presente territorio ghanés. Esto último es un dato no menor, porque da a entender que previo a la colonia lo que hoy es Ghana había sido (aunque difusamente) un espacio político dominado por un grupo étnico y no un territorio sin identidad concedido a Gran Bretaña al momento del reparto de África entre los europeos. Hoy en día la autoridad política no recae sobre los caciques. De todos modos la prevalencia de las cacicaturas es indiscutible y está arraigada en la cultura política local. En la actualidad, los caciques mantienen la autoridad moral frente a sus seguidores y se han convertido en agentes de desarrollo y compañeros de las instituciones políticas modernas que buscan el bienestar en Ghana.
Entre las características económicas de este país se puede afirmar que su base productiva ha girado en torno a la cocoa, la madera y el oro. La ubicación estratégica de estos recursos en el sur del país hizo que los británicos desplegaran una infraestructura física y social capitalista destinada únicamente a la extracción de estas materias primas.
No obstante todo lo antedicho, son quizás particularidades políticas las que más llaman la atención de todo este proceso. En Ghana desde la independencia existen altas expectativas políticas para el país. Ser la “Estrella Negra” de África era el objetivo de Ghana. En una primera instancia, la sustitución de importaciones con el respectivo proceso de industrialización local fue la estrategia de desarrollo ghanesa. La falta de experiencia, el clientelismo, el patronazgo, la corrupción y el bajo precio de las materias primas exportables terminaron tiraron por los suelos el sueño ghanés. A partir de aquel momento el país caería en una sucesión de golpes de Estado y de intentos fallidos por restablecer el orden democrático. Para 1980 la realidad era apremiante, más de la mitad de la población vivía en la pobreza, un número muy similar era analfabeta, el PBI había caído 20% de 1972 a 1983, la producción también había disminuido y la poca cocoa exportable era sacado en contrabando por Togo o Costa de Marfil.
En ese contexto Jerry Rawlings se hizo con el poder luego de un golpe de Estado en 1981. Luego de intentar políticas socialistas fallidas, Rawlings acudió antes los organismos multilaterales de crédito y a partir de 1983 Ghana empezó el proceso de ajuste estructural y de estabilización de su economía. La dictadura de Rawlings fue muy peculiar: mientras al interior de su país se presentaba como un populista, en el exterior fue visto como un reformista. Esta fue la combinación que permitió que Rawlings y el grupo de tecnócratas económicos pudieran estabilizar la economía. En sus primeros años de gobierno Rawlings contó con el apoyo incondicional de los Comités de Defensa de la Revolución. Estos grupos fueron los responsables de hacer operativas las políticas económicas del régimen.
A partir de allí sendas reformas económicas fueron tomando lugar en Ghana durante la década de los 90. La ayuda financiera principalmente del Fondo Monetario Internacional (FMI) y del Banco Mundial (BM), así como de países capitalistas, fue esencial para apuntalar la economía ghanesa. La relación que en un primer momento había empezado con mucho recelo con el probado compromiso del país africano se fue transformando en una relación afianzada, donde ahora Ghana goza de mejores condiciones de crédito y se ha convertido en un aliado estratégico en África occidental.
Finalmente, en cuanto al sistema político, el gran desafío para los jóvenes Estados africanos es aprender a aceptar las minorías políticas y étnicas. En el caso de Ghana, la existencia de una tradición de partidos políticos cuya presencia se remonta hasta la independencia y las progresivas victorias del sistema para dotar de pesos y contrapesos el juego partidario hizo posible que luego de la vuelta a la democracia en 1992 existiera la competencia electoral que permitió por primera vez en la historia de Ghana haya un cambio de gobierno hacia un partido opositor luego de su victoria en las urnas en el año 2000. Esta competencia electoral hace que mientras mayor sea la posibilidad de ganar las elecciones, menor será la tentación de los partidos a recurrir a medios no democráticos.
Aun son muchos los desafíos que Ghana debe superar para contar con un sistema político y económico maduro y estable respectivamente, que permita potenciar las capacidades de desarrollo que tiene este país. No obstante, la evolución de los últimos 20 años ha permitido que un país en ruinas hoy sea capaz de tener un futuro prometedor y que cuenta con su Ghana Poverty Reduction Strategy I and II, sus propios programas de desarrollo a mediano plazo que pretenden convertir a Ghana en un país de ingreso medio para el año 2015.
* Candidato a la Licenciatura en Estudios Internacionales.
Universidad ORT- Uruguay
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