El gran Nelson
Resumo
El puño derecho cerrado y en alto es un gesto que lo caracteriza. El 18 de julio cumple 90 años, de los cuales 27 los pasó en prisión y 5 como presidente de un Estado. Nelson Rolihlahla Mandela, conocido en Sudáfrica como “Madiba” (abuelo venerable), retirado de la vida pública hace cuatro años, aún es uno de los grandes referentes mundiales en la lucha contra el racismo, la discriminación y la segregación (apartheid).
Sin embargo, hasta hace poco tiempo figuraba en la lista de presuntos terroristas elaborada por el gobierno estadounidense. El senador John Kerry, ex candidato a presidente por el Partido Demócrata, señaló en el Congreso norteamericano que“por fin” su país “pudo borrar la enorme vergüenza de haber deshonrado a este gran líder al haberlo incluido en la lista de terroristas”.
Su cumpleaños fue celebrado por adelantado, el viernes 27 de junio, en el Hyde Park de Londres, con un concierto entre cuyos asistentes se destacaban el primer ministro inglés, Gordon Brown, su antecesor Tony Blair y el expresidente estadounidense Bill Clinton. Se vendieron 46.664 entradas para conmemorar el número de prisionero que Mandela tuvo en la cárcel de Robben Island (el 466), y el año que entró en prisión (el ´64).
En una página de Internet creada especialmente para dejarle mensajes de felicitaciones por su nonagésimo cumpleaños, 14 de las miles de salutaciones llegaron desde Uruguay. Entre los mensajes de las “celebridades”, como los denomina el sitio, se pueden encontrar adhesiones de personalidades de todos los ámbitos del acontecer internacional.
“Muchas felicidades a Mandela, un personaje extraordinario en la vida de todos nosotros y en su 90 cumpleaños muchas felicidades y a ver si el año que viene nos damos un paseo por aquí para ver un partido del Real Madrid que sabemos que te gusta el fútbol. Un abrazo y hasta siempre”, le deseó Alfredo Di Stefano, presidente honorario del club Real Madrid. O el director de cine Pedro Almodovar: “usted ha dado lo más preciado que tiene el ser humano. Su libertad a favor de la libertad y de la igualdad de los demás. Muchísimas gracias. No tengo palabras para expresarlo. Feliz cumpleaños con todo mi afecto y admiración. We love you in Spain Mr. Mandela”.
Almodovar nos recuerda los principales ideales que acompañaron a Mandela a lo largo de su vida. En 1962, ante un tribunal que lo juzgaba por abandono ilegal del país, luego que retornó de Argelia, donde recibió entrenamiento guerrillero, Mandela dijo: “Siempre he atesorado el ideal de una sociedad libre y democrática, en la que las personas puedan vivir juntas en armonía y con igualdad de oportunidades. Es un ideal para el que he vivido. Es un ideal por el que espero vivir, y si es necesario, es un ideal por el que estoy dispuesto a morir”. Durante ese juicio lo condenaron a 5 años de prisión pero en 1964 le aumentaron la pena a cadena perpetua. Fue liberado en febrero de 1990.
Antes de ser un preso político, Mandela había incursionado en la abogacía. Estudió en la University College of Fort Hare donde fue electo para el consejo representativo de los estudiantes. Fue suspendido por participar en una protesta contra este centro de estudios. Siguió la carrera a distancia, se graduó de abogado y abrió junto a su socio Oliver Tambo el primer bufete dirigido por juristas de raza negra, con el objetivo de brindar apoyo legal a la población negra de Sudáfrica.
Asimismo, a comienzos de los años ´40, consiguió trabajo en un estudio de “blancos”: el bufete Witkin, Sidelsky and Eidelman, a través de los oficios del socio Lazar Sidelsky. “Mi padre siempre sostuvo: a todo hombre que te trate con respeto, trátalo con respeto tú, sin importar su raza”, declaró para esta nota de análisis Dov Sidelsky, hijo de Lazar, cuyos padres llegaron a Sudáfrica escapando de los pogromos lituanos.
En su libro autobiográfico Long Walk To Freedom, el expresidente sudafricano señalóque el estudio “era una firma judía y, en mi experiencia, he encontrado en los judíos, personas de mente más abierta que la mayoría de los blancos, en asuntos de raza y política, quizás porque ellos mismos fueron históricamente víctimas del prejuicio”.
Sucede que también Helen Suzman, también hija de judíos lituanos, y una de las fundadoras del Partido Progresista Sudafricano pidió de forma constante, como integrante del parlamento, la liberación de Mandela, a quien concurría a visitar a la cárcel. “A pesar de no ser religiosa, los orígenes judíos de Helen le confirieron dos cualidades: ser sensible ante el mal de la discriminación y el respeto por el aprendizaje y la cultura”, se afirma en el sitio web de la Fundación Helen Suzman.
Mandela también mantiene relaciones con el Islam. En 1989 recibió el premio Gaddafi por su defensa de los derechos humanos, otorgado por el dictador libio Muammar al-Gaddafi. Esta distinción la recibieron, entre otros, el presidente venezolano Hugo Chávez y el líder de la Nación del Islam, el supremacista negroLouis Farrakhan, con quien Mandela se reunió en 1996. Según el diario The Independent de Londres, el líder sudafricano afirmó luego del encuentro con Farrakhan: “no hubo ningún asunto de los tratados en el que hayamos estado en desacuerdo”.
En enero de 1993 recibió el premio Nobel de la Paz junto al presidente sudafricano Frederic de Klerk “por su trabajo para una pacífica finalización del régimen del apartheid y por establecer los principios para una nueva Sudáfrica democrática”, según destacó la organización del premio. La página de Internet del Congreso Nacional Africano, el partido político de Mandela, sostiene que ésterecibió el Nobel “en consideración al pueblo noruego que se levantó contra elapartheid mientras algunos en el mundo permanecieron en silencio”. Mandela dijo al recibir el premio: “estamos aquí hoy nada más que como un representante de los millones de nuestro pueblo que se atrevieron a levantarse contra un sistema social cuya esencia es guerra, violencia, racismo, opresión, represión y el empobrecimiento de un pueblo entero”.
En 1994, cuatro años luego de su liberación, Mandela fue electo presidente de Sudáfrica con aproximadamente el 62,6% de los votos, en las primeras elecciones multiraciales de aquel país. Ese mismo año fue considerado por la revista estadounidense “Time” como uno de los hombres del año junto al entonces presidente de Klerk, el líder de la Organización para la Liberación de Palestina (OLP) Yasser Arafat y el entonces primer ministro israelí, Isaac Rabin. “Mandela y De Klerk reúnen perfectamente la primera precondición de los pacificadores: no se agradan mutuamente”, decía la revista.
No se agradaban, pero pudieron construir el primer gobierno de unidad nacional entre blancos y negros que sentó las bases para la democratización del país y el fin del apartheid.
Licenciado en Comunicación Periodística.
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