LA VIOLENCIA, EL ORDEN Y EL DESARROLLO ECONÓMICO - Parte I

Autores

  • Pedro Isern

Resumo

Parte de la influencia del premio Nobel de Economía Douglass North ha residido en una particular capacidad de sintetizar en forma simple argumentaciones complejas y sofisticadas. Su extensa carrera académica ha combinado un programa de investigación mayormente coherente pero con las suficientes modificaciones como para que la coherencia no devenga dogmatismo.

El modelo desarrollado por Douglass North, John Wallis y Barry Weingast en “Violence and Social Orders. A Conceptual Framework for Interpreting Recorded Human History” (Cambridge University Press, 2009) posee una problemática aspiración de generalidad. Básicamente, los autores sostienen que han articulado por primera vez una explicación que comprende a las ciencias sociales, que denominan “Double Balance”. En palabras de North et al: “All societies must deal with the possibility of violence, and they do so in different ways. This book integrates the problem of violence into a larger social science and historical framework, showing how economic and political behavior are closely linked.” Es decir, las instituciones surgen a partir de un acuerdo primero tácito y después explícito entre la política y la economía. Aquellos que ejercen el poder (o aspiran a ejercerlo) consensuan con aquellos que poseen (o aspiran a poseer) la riqueza para que estos últimos contribuyan a la gobernabilidad a cambio de privilegios.

El modelo teórico de North et al pretende entender la lógica interna de los dos órdenes sociales o patrones de organización social que dominan el mundo moderno (el estado natural u orden cerrado y la sociedad de acceso abierto) y el proceso por el cual las sociedades transitan de uno a otro. El alcance de esta teoría es de elevada generalidad a nivel conceptual. Según los autores, las instituciones pueden operar de distinta manera según sea el país y el momento histórico que se considere, por ello también importa el estudio individual de los países.

Por su parte, North hace hincapié en las limitaciones del pensamiento clásico para entender las interacciones humanas (North, 1990). Para North la ciencia económica clásica ha descansado en la acción racional de los agentes para entender el funcionamiento de la sociedad. Así, su extenso programa de investigación ha desarrollado una teoría basada en el papel central que las reglas de juego (las instituciones) tienen como factores limitantes de la acción humana.

Es decir, para North los agentes actúan en un mundo donde hay costos de transacción y, eventualmente, éstos son o pueden ser lo suficientemente altos como limitar las opciones existentes (lo que ha denominado “Path Dependence”). Sin embargo, la existencia de reglas de juego o instituciones que limitan nuestras opciones y nos “generan incentivos” hacia un “Path Dependence” determinado no se contradicen con el agente como actor racional con la capacidad de (limitadamente) influir en las instituciones (e incluso “cambiar la historia”).

Como síntesis, la concepción northiana se ubica lo suficientemente lejos de la acción racional pura (o individualismo metodológico extremo) y del colectivismo metodológico marxista. El filósofo Mario Bunge define esta concepción epistemológica como “sistemismo”.

Como mencionamos, para North et al la estabilidad del orden social la da la concesión, es decir, el intercambio clientelista o entre clientes de personas y grupos que sólo pueden alcanzar un estado de cosas previsible en cuanto sean capaces de prometerle y asegurarle al otro un beneficio excepcional de algo. Por definición, un beneficio excepcional debe excluir a otro u otros y, paso seguido, ello generaría un orden de cosas ineficiente o cerrado. Así, para North et al el orden social tiene como una de sus condiciones la existencia de grupos que capturan uno o varios privilegios. Si bien es claro que este escenario es posible, no queda claro por qué es inexorable.

El concepto de “Double Balance” es un original intento de concebir una teoría social que complemente la economía y la política. Es decir, para North et al hay un poder político estable porque se han establecido privilegios para un determinado (pequeño) grupo. Ambos aspectos van de la mano y, en ese sentido, la teoría logra complementar y conjugar la economía y la política.

El trabajo destaca el papel central que tienen las creencias (beliefs) en la articulación de instituciones y en el desempeño de las organizaciones. Hacia el final del libro remarca la necesidad de profundizar en el análisis sobre el papel de las creencias en el origen de las instituciones. Por ende, las creencias no ocupan un lugar central en su concepción porque para los autores todavía se carece de una comprensión profunda.

Podemos recurrir al clásico concepto de Hisrchman y sostener que el papel de las instituciones es establecer buenos mecanismos para la salida y, sólo en menor medida, para la voz. Las buenas instituciones generan buenos escenarios para la salida de los actores que a su turno, obviamente, ejercen la opción de entrada en otro ámbito, probablemente próximo al anterior. Profundizaremos la particular relación que ha tenido North con autores contemporáneos en la segunda parte de este artículo.


Pedro Isern - Universidad Ort-Uruguay

Publicado

2014-05-22

Edição

Seção

Comercio y economía internacional