VACA MUERTA Y LA NUEVA MALDICIÓN DE LOS RECURSOS NATURALES: UNA PROPUESTA PARA AHORRAR LOS INGRESOS ORDINARIOS

Autores

  • Pedro Isern

Resumo

Se denomina maldición de los recursos naturales o “enfermedad holandesa” a los perniciosos incentivos que genera en una economía la aparición de un activo o riqueza extraordinaria. Esta riqueza es extraordinaria en relación al resto de la economía. Es decir, el problema no es necesariamente la aparición de, por ejemplo, una enorme cuenca petrolífera sino la (potencial) alta productividad de ésta en relación a la baja productividad del resto de la economía. Es por eso que EE.UU. es un país con una fenomenal riqueza en recursos naturales pero donde nadie nunca ha mencionado seriamente la existencia de la “enfermedad holandesa”.

La “enfermedad holandesa” o “Dutch Disease” es un concepto íntimamente relacionado a países que poseían malas instituciones antes del descubrimiento del recurso. Sin embargo, la calidad de las instituciones previas a la aparición de la riqueza o recurso generalmente no es un aspecto tenido en cuenta en las definiciones del concepto. Por ejemplo, el diario Financial Times define “Dutch Disease” desde un ángulo meramente económico: ello es “…The negative impact on an economy of anything that gives rise to a sharp inflow of foreign currency, such as the discovery of large oil reserves. The currency inflows lead to currency appreciation, making the country’s other products less price competitive on the export market. It also leads to higher levels of cheap imports and can lead to deindustrialisation as industries apart from resource exploitation are moved to cheaper locations. The origin of the phrase is the Dutch economic crisis of the 1960s following the discovery of North Sea natural gas.” (Disponible en internet en http://lexicon.ft.com/term?term=dutch-disease)

Desde un punto de vista institucional, Argentina es un ejemplo reciente del fenómeno a partir del descubrimiento de la cuarta reserva de Shale Gas en el mundo, en el campo de Vaca Muerta, en la provincia patagónica de Neuquén. Si bien no hay consenso en la literatura sobre si hay verdaderamente o no una maldición de los recursos naturales, desde nuestra perspectiva podemos resumir la cuestión de la siguiente manera: allí donde antes de la inesperada aparición del recurso natural había buenas instituciones (básicamente, división de poderes y derechos de propiedad delimitados), la llegada de esa riqueza generó efectos mayormente positivos para la sociedad, mientras que donde había malas instituciones la aparición inesperada de un fenomenal recurso sólo profundizó los problemas. El ejemplo clásico del primer caso es Noruega y, en menor medida, Chile y los ejemplos del segundo caso son los estados petroleros de Medio Oriente y, en nuestra región, Venezuela.

Vaca Muerta es una enorme e inesperada riqueza en un país federal que ha ido consolidando desde 1930 en adelante una dinámica distributiva arbitraria e ineficiente. En este contexto, Vaca Muerta, “…once a little-known term outside of Argentina, is now part of nearly everyone’s vocabulary across Latin America and much of North America…The enormous unconventional resource potential of the Vaca Muerta in Neuquén Province emerged only in the past few years. Until YPF’s Vaca Muerta discovery wells in 2010, the Neuquén Basin was considered over-produced and nearly depleted. Now, the Vaca Muerta is understood industry wide to reference the leading shale play in Latin America. In fact, industry experts favorably compared the Vaca Muerta with U.S. shale plays like the Haynesville, Utica and Eagle Ford.” (American Association of Petroluem Geologists (AAPG), disponible en internet:
https://www.aapg.org/explorer/2013/01jan/regsec0113.cfm), va camino a convertirse en un ejemplo de libro donde la aparición de recursos extraordinarios en una coyuntura difícil no sólo no soluciona sino que profundiza los problemas.

Es necesario pensar un mecanismo para intentar evitar que suceda en Argentina lo mismo que ha sucedido en otros países ricos en recursos y pobres en instituciones. Nuestra propuesta es la siguiente: después de sucesivos fracasos en la historia contemporánea argentina, Vaca Muerta puede ser una oportunidad para establecer una política de estado entre los principales partidos políticos y actores sociales relevantes, institucionalizando vía ley la obligatoriedad de ahorrar para las futuras generaciones los ingresos ordinarios (y obviamente extraordinarios) que produzca ese campo de Shale Gas. La referencia inmediata es la “Regla Fiscal de Superávit Estructural” implementada en Chile en el año 2000, cuando comenzaba la presidencia del socialista Ricardo Lagos. Sin embargo, hay una diferencia relevante entre aquella y esta propuesta: mientras en Chile se estableció un precio del cobre de largo plazo y se ahorraba el excedente cuando el precio real era mayor y se des-ahorraba cuando el precio real del metal era menor, en este caso es conveniente establecer un mecanismo para ahorrar por una generación (25 años) todos los ingresos provenientes de Vaca Muerta. Esto evitará una nueva puja distributiva en un país donde los principales actores son tan eficientes jugando ese juego que se han encorsetado dentro de un dilema del prisionero de la captura.

Sin embargo, es claro que hay una contradicción entre nuestra descripción de la calidad institucional argentina ex ante de la aparición de Vaca Muerta y la propuesta (meramente normativa) que formulamos para lidiar con ella ex post. Es decir, si fuera cierto que las instituciones argentinas son malas y los incentivos impulsan a los actores relevantes a capturar las rentas extraordinarios (es decir, si enfrentamos un escenario donde pervive la maldición de los recursos naturales), luego, será una mera expresión de deseos pedirle a esos actores que establezcan un mecanismo para ahorrar esos recursos extraordinarios. Así, si A es cierto, luego B no será posible y si B no será posible, A se profundizará como problema. ¿No hay salida?

La salida de este círculo vicioso es difícil aunque no imposible. Sin embargo, en relación a la formación de Vaca Muerta y la decepcionante experiencia argentina contemporánea es necesario marcar dos puntos: primero, que sea difícil e incluso imposible su implementación no significa que sea impertinente mencionar una propuesta, aunque sólo tenga una dimensión teórica o hipotética. Por otro lado, la experiencia argentina contemporánea se diferencia de otras grandes decepciones de la historia reciente porque, si bien posee en muchos ámbitos instituciones de mala calidad, también posee en otros ámbitos instituciones de calidad media o regular. Por ende, podemos pensar que si es que hay una oportunidad para que Vaca Muerta no sea una nueva decepción (o una vieja confirmación de la maldición de los recursos naturales) esa oportunidad reside en la capacidad que demuestren los actores institucionales de regular calidad (algunos partidos como el radicalismo y el socialismo, algunos sindicatos, algunos estados provinciales, algunas ONGs) para incidir en la agenda. Es claro que para que ello suceda debiesen concatenarse situaciones imprevistas o excepcionales, como por ejemplo una crisis económica que propulse una nueva coalición político-electoral o un hartazgo con los casos de corrupción. Es difícil pero no imposible.

Por último, es necesario definir algunos conceptos relevantes. El Shale Gas se extrae a través del mecanismo de fracking. El fracking es “…a slang term for hydraulic fracturing. Fracking refers to the procedure of creating fractures in rocks and rock formations by injecting fluid into cracks to force them further open. The larger fissures allow more oil and gas to flow out of the formation and into the wellbore, from where it can be extracted. Fracking has resulted in many oil and gas wells attaining a state of economic viability, due to the level of extraction that can be reached.”(Disponible en internet:
http://www.investopedia.com/terms/f/fracking.asp).

En este contexto es necesario mencionar el cambio cualitativo que ha generado en EE.UU. la exploración a gran escala del Shale Gas. Este país ha visto decrecer sus importaciones de combustibles y las proyecciones indican que continuará así en el corto-mediano plazo. Podemos citar un cable reciente de la agencia UPI: “Crude oil imports into the United States in July dropped to 7.7 million barrels per day, the lowest level in 17 years, the American Petroleum Institute said. API said the 7.7 million bpd was a 10.5 percent decline from July 2012. Domestic crude oil production, meanwhile, rose 17.4 percent from July 2012 to 7.5 million bpd. That marks the ninth consecutive month domestic oil production was more than the 7 million bpd mark and marked the highest output for any month in the last 22 years…Oil and natural gas production in the United States is increasing thanks in part to new technologies used to access natural reserves trapped in underground shale formations. Texas and North Dakota are leading the nation in terms of oil production. API said gasoline demand increased 2.2 percent in July compared to the same month last year, though demand for last month was the second lowest for the month in 13 years. "The summer travel season brought greater demand for several fuel types last month than we've seen in recent years," API Chief Economist John Felmy said in a statement Thursday. ‘On the supply side, we produced more domestic crude last month than at any other point in the last 22 years.’”(Disponible en internet:

http://www.upi.com/Business_News/Energy-Resources/2013/08/23/US-oil-imports-plummet/UPI-65831377256112/ ). Por cierto, la revolución del Shale Gas en marcha en EE.UU. no repercutirá, al menos por ahora, en ningún tipo de enfermedad holandesa.
 

Pedro Isern - Universidad ORT-Uruguay

Publicado

2013-12-19

Edição

Seção

Comercio y economía internacional