LA REVOLUCIÓN EXISTENCIAL SEGÚN VÁCLAV HAVEL
Resumo
En su conocido ensayo Moc bezmocných1 (El poder de los sin poder), Václav Havel delinea el contorno general de su concepción sobre la “vida en la verdad” como opuesta a la “vida en la mentira” del post-totalitarismo en Checoslovaquia. Partiendo de la descripción de la conducta de un verdulero que coloca en la vitrina de su negocio, diariamente, el lema “proletarios del mundo, únanse” entre zanahorias y tomates, el ensayo busca las causas que le impelen al vendedor de hortalizas a expresar su anhelo de unidad de los obreros de distintas latitudes. ¿Son, acaso, su férrea voluntad socialista y su conciencia de clase las que lo llevan a colocar ese lema entre las verduras? La conclusión a la que arriba el autor es que ni el verdulero ni sus clientes prestan ya atención al contenido de los carteles omnipresentes, sino que esta rutina significa una señal hacia arriba, hacia la jerarquía del Partido, expresando su lealtad al orden establecido. El verdulero asiste a las reuniones y vota las resoluciones allí tomadas, sin oponerse ni discutir; concurre a votar en los comicios generales por los candidatos oficiales; firma las proclamas “anticartistas”. Sin embargo, esto no es suficiente y debe desplegar en su vitrina el slogan mencionado. En este sentido, la ideología sirve como puente entre el hombre común y el Partido.
Si el vendedor fuera compelido a colocar la frase “tengo miedo y obedezco sin dudar”, su contenido sería estrictamente cierto, pero significaría una humillación para su dignidad. A través de los “rituales” de esta índole, el hombre comunica a la jerarquía su estricta obediencia. El cliente que concurre a comprar verduras no advertirá la presencia del lema, puesto que éstos están en toda la ciudad, e incluso ella misma colocará uno en su oficina. De este modo, cada uno participa en el control de los demás, convirtiéndose en responsable de la mentira del post-totalitarismo.
¿Qué ocurriría –se pregunta Havel en su ensayo- si el verdulero no colocara más el lema en su vitrina, si no concurriera más a sufragar en elecciones que considera una farsa, si expresara su opinión libremente en las reuniones a las que es convocado? En esta decisión que el autor denomina “vivir en la verdad”, el verdulero señalaría al rey desnudo. Perdería su posición; sería “degradado” en su oficio, ganando menos dinero; ya no tendría vacaciones en Bulgaria y sus hijos tendrían problemas para acceder a la educación superior. Sus antiguos compañeros testificarían en su contra, no porque lo creyeran culpable y agente de la “contrarrevolución”, sino para preservar sus empleos.
Ahora bien, el interrogante que plantea Havel en su ensayo es sobre cuáles son las condiciones que llevan al hombre moderno a ser el creador de un sistema de estas características. Vivir en la mentira provoca la desmoralización del hombre, que sólo se siente responsable por lograr los medios necesarios para su propia supervivencia, sin sentir una responsabilidad mayor por el mundo que lo rodea. Havel remarca que esto es propio de la sociedad tecnológica contemporánea, siguiendo el razonamiento de Heidegger, de que la humanidad ha perdido el dominio sobre la técnica.
El post-totalitarismo es la versión más crítica de lo que el automatismo lleva a las sociedades industriales y de consumo, exhibiendo la inhabilidad de la humanidad de ser dueña de su propia circunstancia. De esta crisis de la identidad humana no escapan las democracias parlamentarias de Occidente; por el contrario, el mayor espacio que tienen los individuos en ellas serviría para ocultar mejor esta crisis. “Realmente, no parece que la democracia parlamentaria tradicional pueda ofrecer una forma de oponerse al automatismo de la civilización tecnológica y de la sociedad industrial y de consumo; ellas también son arrastradas en el desconcierto. La gente es manipulada en maneras que son infinitamente más sutiles y refinadas que los métodos brutales usados en las sociedades post-totalitarias. Pero este complejo estático de enmohecidos partidos políticos de masas, conceptualmente flojos y políticamente pragmáticos, dominados por aparatos profesionales que liberan al ciudadano de todas las formas de responsabilidad concreta y personal; las estructuras complejas de focos de acumulación de capital comprometidos en manipulaciones secretas y de expansión; la dictadura omnipresente del consumo, la producción, la publicidad, el comercio, la cultura de consumo y de todo ese torrente de información: todo ello, tan frecuentemente analizado y descripto, realmente es difícil considerarlo, con alguna perspectiva, como un camino para que el hombre se descubra a sí mismo nuevamente”2.
La revolución existencial, entonces, es la reconstitución moral de la sociedad, lo que significa la relación auténtica del hombre con el “orden humano”, que ningún orden político puede suplantar. Es la renovación de una más alta responsabilidad con los demás y con la comunidad.
La superación del automatismo de las sociedades industriales, ya sea en su forma post-totalitaria, ya sea en el mondo de vida de las democracias parlamentarias, lo denomina provisionalmente como “post-democracia”. Havel desconfiaba de los partidos políticos y las instituciones, por lo que propugnaba que para cada problema concreto, los ciudadanos se reunieran en organizaciones ad hoc, que se disolverían tras lograr su cometido. En estas organizaciones tendrían un espacio relevante las personalidades reconocidas por sus méritos y no por ocupar una jerarquía en la nomenklatura. Incluso deslizó la idea de que tuvieran cierto poder legislativo, aunque sin profundizar en ello. Reconoció que en 1968 consideraba que imprescindible un partido de oposición, pero en este ensayo rectificó su opinión, descartando que la solución de los problemas del mundo contemporánea se hallara en el orden político. Este redescubrimiento de la responsabilidad también tendría consecuencias en la economía, puesto que las empresas tendrían una participación genuina de los trabajadores en las decisiones, así como auto-control y auto-disciplina. Por consiguiente, el ciudadano vuelve a ser responsable por lo que acontece en la polis de la que forma parte. Solamente con el cambio en la persona individual puede cambiar la sociedad.
Václav Havel no cambió su parecer sobre los partidos políticos con el correr de los años en sus tiempos de disidente. En 1986, en sus conversaciones con Karel Hvížďala, remarcó que no confiaba demasiado en el principio tradicional de dos o tres partidos como única garantía posible de la democracia y no lo consideraba un ideal, aun cuando el sistema del aparato burocrático del partido único comunista era peor. Como solución, planteó que fueran electas personas y no partidos políticos, personas concretas y no en su carácter de miembros de una “megamaquinaria” partidaria o sus favoritos3. A fines de 1989, pocos días antes de asumir la primera magistratura de Checoslovaquia, manifestó su clara desconfianza hacia los partidos políticos en términos prácticamente idénticos a los ya citados: “En mi parecer, en el futuro deberían jugar un papel mayor las personalidades y uno menor los partidos políticos, que deberían, según mis concepciones personales e ideales, tener la función de clubes, en los cuales las personalidades políticas nacen, se perfilan, se presentan; pero los partidos políticos no deberían participar directamente en el poder, porque ello acarrea a una forma de anonimización del poder. En mi opinión, la única salvación de esta civilización es si libera al hombre, la personalidad humana concreta, de las manipulaciones de todas las megaestructuras que el hombre inventó y que lo destruyen”4.
En los primeros meses de la presidencia, Havel repitió en reiteradas oportunidades los principios que había sustentado como ensayista y disidente, procurando utilizar su influencia para establecer las bases de la “revolución existencial”5. Señala Honajzer6 que el Foro Cívico procedió como lo hizo anteriormente Carta 77, y que la autoridad de sus representantes, el prestigio de la Carta y el rechazo de los ciudadanos a participar en un partido político, generó que triunfara el camino de la “política no política” y por ello propiciaron el diálogo con los comunistas. Una alternativa claramente política es la que entonces planteó en los inicios de la revolución de terciopelo el grupo de Iniciativa Democrática checoslovaca, propugnando la dimisión del gobierno, la disolución del parlamento y la convocatoria a comicios libres para el 1° de febrero de 1990, exigencias que el resto del Foro Cívico rechazó7. Según Honajzer, el camino de Iniciativa Democrática era el de la política regular, en el que los partidos aspiran al gobierno.
Fue, precisamente, este grupo disidente, llamado “realista”, el que más duramente criticó el “radicalismo moral” de los miembros de la Carta 77. Realizaban seminarios y discusiones en los que también participaron personas de la “estructura”, como Tomaš Ježek, con el objeto de que el punto de partida de las soluciones se encontrara analizando la situación real de Checoslovaquia en tiempos de la “normalización”.8
Petr Pithart9 realizó una autocrítica, algunos años después, sobre el temperamento antipartidos y la búsqueda de una vía alternativa al sistema de partidos, juzgándolo como un síntoma de baja cultura política. Esta atmósfera “no política” era ampliamente compartida entre los miembros del Centro Coordinador del Foro Cívico, como en el caso de Jana Petrová, diputada en la Asamblea Legislativa, que declaró que “Cuando Occidente comprobó que tumbamos a los comunistas, pensó que inmediatamente adoptaríamos el sistema estadounidense. Pero nosotros no queremos ni comunismo, ni capitalismo estadounidense, sino una tercera vía. Justicia social, economía de mercado de los partidos no políticos de Havel. Cuando el Occidente finalmente lo comprenda, evidentemente estará sorprendido y tal vez nos tome como ejemplo”10.
El movimiento político era interpretado como una forma superior para la acción cívica, y el triunfo electoral del Foro Cívico en junio de 1990 sirvió para reforzar en algunos miembros esta visión. Por ejemplo, Miroslav Filip escribió en el diario del FC que “Contra el movimiento cívico y dinámico, que es en opiniones mucho más democrático e incluye casi dos decenas de organizaciones y grupos de izquierda a derecha, actúan partidos políticos clásicos un tanto anticuados”11.
Sin embargo, el mismo Havel cambió de parecer respecto de los partidos políticos en su Letní přemítání (Meditaciones de verano), arguyendo que tanto sólo se oponía a la dictadura partidista. Pero rechazar a los partidos, afirmó en el ensayo, sería oponerse a la democracia misma12.
¿Qué se comprende por “política no-política”? Si bien nunca fue explicada esta concepción con profundidad, en líneas generales se la puede bosquejar como el compromiso del ciudadano con la comunidad sin ataduras ideológicas, sin supeditarse a estructuras preestablecidas –como pueden serlo los partidos- y un cierto recelo hacia las instituciones, que originan rutinas y burocracias –en el sentido de nomenklatura- que las vacían de contenido. En un sistema político de estas características, prima la búsqueda del consenso entre los actores, y no la confrontación de ideas e intereses entre partidos. Resulta claro que en el transcurso del año 1990 la ilusión “post-democrática” y “no-política” se fue desvaneciendo para ir dejando su lugar a la democracia parlamentaria al estilo occidental con todas sus virtudes y defectos. El naufragio de esta convicción se fue dando paso a paso, en cada tomas de decisión en el gobierno, en los ámbitos de la legislación, de la reforma económica, de la competencia electoral y hasta de la misma organización interna del Foro Cívico. Sin embargo, la campaña electoral del FC tuvo un fuerte carácter anti-partidos, siendo su más claro ejemplo el slogan “Los partidos son para los partidarios, el Foro Cívico es para todos”. El discurso antipartidos recobró fuerza nuevamente tras los comicios generales de junio de 1990, cuando Václav Klaus, a la sazón ministro federal de Finanzas y presidente del Foro Cívico desde octubre de 1990, propugnó la conversión del movimiento en un partido político cuyo programa fuera la defensa de la transición radical hacia la economía de mercado.
La definición del Foro Cívico
En la definición que el Foro Cívico siempre buscó de sí mismo, influyó notoriamente la concepción de Václav Havel sobre la política. Los dirigentes del Foro que no pertenecían a ningún partido y que habían actuado, fundamentalmente, en Carta 77, tomaron como referencia los ideales políticos del presidente. Muchos dirigentes, incluso, pese a que pertenecieron a otras antiguas agrupaciones de la disidencia, como Ivan Gabal, L. Kopecký y Josef Vavroušek al KNI (Club de los Intelectuales Independientes) o Hana Marvanová y Jana Petrová al MNS (Asociación Independiente por la Paz), luego se declararon simplemente como miembros del Foro.13
En la primera sesión de la Asamblea del Centro Coordinador del Foro Cívico, Havel expresó que “(…) no recomiendo que el Foro Cívico llegue a ser un partido. Hoy el Foro es mucho más que una coalición de algunos partidos. El FC representa al amplio espectro de la sociedad que comprende a los partidos en formación o los ya existentes, los que por supuesto pueden ser soberanos, independientes de alguna pseudo coalición. El FC es, hasta las elecciones, el garante universal del camino pacífico a la democracia (…). No olviden que en el FC hay una absoluta mayoría de personas que no desea estar en ningún partido, que sólo anhelan una vida mejor. No piensen en el Foro como en alguna confabulación de cinco o seis partidos”14. En esa misma reunión, explicó que actuaría como presidente por encima de todas las fuerzas políticas y que, por lo tanto, ya no procedería como un representante del Foro Cívico.
Cuando Josef Vavroušek, miembro del Centro Coordinador del Foro Cívico, presentó sus ideas sobre las perspectivas del Foro Cívico15, planteó tres posibles escenarios, con sus ventajas y desventajas:
El FC como agrupación provisional de ciudadanos de las más diversas orientaciones políticas, que finalizaría sus actividades entre dos y seis semanas previas a las elecciones libres.
El FC como la coalición de diferentes corrientes políticas (no comunistas) participando en los comicios con una lista unificada. Tras las elecciones, esta alianza se disolvería.
El FC como un movimiento político a largo plazo, del cual se separarían los partidos políticos que concurrirían a las elecciones individualmente. Este movimiento podría organizarse en dos formas: c1) como un partido político “clásico” o c2) en la forma de un partido político sin miembros estables, con un aparato mínimo y con predominio de una estructura horizontal, fundada en el funcionamiento autónomo de unidades locales.
Vavroušek indicó que consideraba a la alternativa c2 como la más adecuada para el FC, si bien iba en contradicción con las declaraciones hasta entonces emitidas por los representantes del movimiento, lo que podría explicarse a la sociedad como resultado del desarrollo de los acontecimientos y, además, por la misma presión ejercida por los miembros del FC. Aconsejaba descartar la opción “a” porque debilitaría rápidamente al movimiento, lo que afectaría al objetivo fundamental del Foro: ser el garante de las elecciones libres. La variante “b” era más aceptable, puesto que sumaba furzas para enfrentar al experimentado aparato del Partido Comunista, pero igualmente tenía riesgos –menores que en la opción “a”-, como las dificultades para la selección de los candidatos y que esta fuera, además, no democrática. El camino “c” era el que más concordaba con la experiencia y las concepciones de la disidencia, alentando a la participación de los ciudadanos no afiliados a los partidos existentes, aun cuando no hubiera experiencia de este tipo de movimientos. Jiří Suk subraya que una semana después, el 11 de diciembre, Vavroušek constató que el escenario político se había alterado sustancialmente, cuando los partidos establecidos declararon su individualidad e independencia con respecto al Foro Cívico, de manera que la variante “b” de constituir un bloque de fuerzas democráticas ya no respondía a la realidad. El FC reuniría a “todos los ciudadanos que están de acuerdo con sus principios programáticos del día 26 de noviembre de 1989, ya como miembros de los diferentes partidos políticos con orientación democrática, ya como no partidarios. El FC concurrirá a las elecciones como coalición de fuerzas políticas democráticas, y al mismo tiempo que prepara su propio programa y lista de candidatos, apoyará a los candidatos escogidos de los distintos partidos. El FC posibilita a los no partidarios la acción política organizada luego de los comicios”. De acuerdo con esto, el FC tendría que haber sido como un partido al estilo estadounidense, el que uniría por un tiempo determinado a todas las fuerzas políticas anticomunistas. El Pleno (Plenum), reunido el 10 de diciembre, se declaró por la tercera de las variantes propuestas por Vavroušek16.
Ivan Fišera, también miembro del Centro Coordinador del FC, poco tiempo después escribió un artículo fundamentando el nuevo paso del Foro al constituirse no sólo como el garante de los comicios libres, sino también como uno de los competidores en los mismos17. Argüía que, pese al rechazo que muchos sentían por todo aquello que rememorara al partidismo, debía afrontarse la transición con realismo, ya que la cristalización de una vida política normal requeriría tiempo y tranquilidad, puesto que sin estas condiciones elementales, no podrían desarrollarse partidos políticos modernos. Éstos no sólo no estarían imposibilitados de expresar los sentimientos y deseos de sus simpatizantes, sino que tampoco formularían programas electorales concretos y posibles de discernir entre sí, ni conformarse con personalidades representativas en su dirección, mucho menos –en caso de una eventual victoria electoral- para el gobierno. Es por ello que el FC habría de representar a la corriente de ciudadanos sin partido, a la vez que contendría en su seno a los partidos que recién se estaban constituyendo.
Una encuesta realizada por el Grupo de Análisis Social Independiente (Skupina por nezávislou sociální výzkum) demostró que el 77% de la población no quería que el Foro Cívico y Opinión Pública Contra la Violencia se convirtieran en partidos políticos. Otro dato relevante de la desconfianza hacia los partidos en Checoslovaquia fue que el 90% de los consultados subrayaba la responsabilidad de los diputados hacia sus votantes, y no hacia sus formaciones políticas de origen18.
Según Hadjiisky, las concepciones del Foro privilegiaron, en su forma de organización interna, una visión de la democracia fundada en la autonomía del individuo y la autonomía local, en detrimento de la idea de la organización política, del mandato y el sufragio19. Para esta autora, uno de los grandes principios constitutivos del Foro fue el carácter horizontal de sus estructuras, careciendo de una jerarquía vertical de decisiones y mandatos. Los foros cívicos locales tenían funciones que respondían, sobre todo, al ideal de movilización de la sociedad civil, basados en los principios de autonomía y la no-subordinación. Así lo establecía el documento para la organización interna llamado Co jsme (Qué somos), del 28 de noviembre de 1989, en su artículo 3b, que “el Centro Coordinador es solamente el centro informativo y organizador, de ninguna manera es el centro director, su tarea es reunir información de los foros cívicos locales, servir de intermediario e informar sobre actos ejecutados y en preparación. Absolutamente todos los FC locales trabajan en sus lugares individualmente”20. Los foros cívicos locales habrían trabajado de una forma separada, unos de otros, y eran la continuación de los comités de huelga, ya que era concebidos como un medio legítimo de defensa cívica ante las estructuras burocráticas del Estado. Habrían sido concebidos, entonces, a la vez como centros de resistencia civil –herencia de las jornadas de noviembre y diciembre de 1989- y como eventuales centros de gobierno local.
1- Václav Havel, Moc bezmocných, en O lídskou identitu. Úvahy, fejetony, protesty, polemiky, prohlášení a rozhovory z let 1969-1979. Praga, Rozmluvy, 1990.
2- Havel, op. cit., pp. 127-128.
3- Václav Havel, Dálkový výslech. Rozhovor s Karlem Hvížďalou. Praga, Academia, 2000. P. 21.
4- “Tísková konferences Václavem Havlem”, en Infórum n° 4/89, 22 de diciembre de 1989.
5- Aviezer Tucker, Fenomenologie a política. Od J. Patočky k V. Havlovi. Olomouc, Votobia, 1997. Pp. 189-190.
6- Jiří Honajzer, Občanské fórum. Vznik, vývoj a rozpad. Praga, Orbis, 1996. Pp. 14-15.
7- Conf. reportaje a Karel Štíndl en Čas Demokratické iniciativy, 1987-1990. P. 267. Tb. la proclama del 19 de noviembre de 1989, pp. 205-206.
8- Milan Otahal, Opozice, moc, společnost. 1969/1989. Praga, Maxdorf, 1994. P. 35.
9- Petr Pithart, Po devětaosmdesátém: Kdo jsme? Brno, Kalligram-Doplněk, 1998. P. 25.
10- Tucker, op. cit., p. 202.
11- “Žadný strach z vítězství” en Občanský Deník, 12 de junio de 1990.
12- Václav Havel, Letní přemítání. Praga, Odeon, 1991. P. 38.
13- Magdaléna Hadjiisky, La fin du Forum Civique et la naissance du Parti civique democratique (janvier 1990-avril 1991): la construction d’une Enterprise politique et le reniement symbolique du mouvement civique de 1989. En Itinéraires politiques et partisans en ex RDA et en République tchèque. Documents de travail n° 5-6. Praga, CEFRES, diciembre de 1996. P. 8.
14- Zápis ze Sněmu Občanského fóra, 23 de diciembre de 1989. También puede consultarse en Jiří Suk, Občanské fórum. Listopad-Prosinec 1989. Brno, Doplněk, 1998. Tomo II, Dokumenty, p. 281.
15- Perspektivy OF, 2 de diciembre de 1989, en Jiří Suk, op. cit., T. II, pp. 44-46.
16- Jiří Suk, Vzník Občanského fóra a proměny jeho struktury (19. listopad – 10. prosinec 1989) en Soudobé Dějiny 1/95, Praga, ÚSD, 1995, p. 37. La exposición de Vavroušek en Jiří Suk, Občanské fórum, Tomo II, p. 207.
17- “Občanské fórum před volbami”, en Infórum n° 10/90, 19 de enero de 1990.
18- “Odpovědnost za vítězství”, en Infórum n° 18/90, 28 de febrero de 1990.
19- Hadjiisky, op. cit., p. 10.
20- Co jsme, en Suk, op. cit., Tomo II, p. 35.
Sobre el autor
Dr. en Historia
Profesor de Historia Universal Contemporánea
Universidad ORT- Uruguay
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