¿Con quién gobernarán?
Resumo
Entre las críticas que le enderezan a Enrique Peña Nieto sobresale la de que está rodeado de políticos priístas de pésima fama pública y que ello es una señal clara que, de llegar a la Presidencia, significará el regreso al poder de personajes que la sociedad ha descalificado.
A mi me parece que esa es una lectura equivocada. Lo que ha hecho Peña Nieto es sumar a todas las facciones que integran esa masa amorfa que es el Partido Revolucionario Institucional, precisamente, con la intención de evitar lo que ocurrió hace seis años cuando Roberto Madrazolo dividió y perdió la elección.
Hay que tener presente que en sentido estricto el PRI no es un partido político pues como lo acredita la historia, su ideología ha ido de la extrema izquierda en las épocas de Lázaro Cárdenasal “liberalismo social” de Carlos Salinas. Es decir, cada Presidente priísta le daba al partido y a su gobierno el sesgo ideológico de su preferencia. El PRI es más bien una eficaz máquina electoral.
En sus casi doce años fuera del gobierno, el PRI no adoptó ideología alguna, como se aprecia en los documentos básicos del partido. Ello le permitirá a Peña Nieto, igual que a sus antecesores, definir las líneas ideológicas de su gobierno y del PRI de los siguientes años, pero lo esencial fue llegar sin fraccionarlo.
Peña Nieto tuvo el talento, primero, de manejar con habilidad la selección del candidato a la gubernatura del Estado de México manteniendo unido al PRI estatal y eligiendo al hombre con la mejor posibilidad de ganar esa elección, que era el requisito esencial para hacer viables sus aspiraciones presidenciales.
Una vez superada esa prueba, su prioridad fue conseguir la postulación de su partido sin fragmentarlo, lo que también alcanzó con gran éxito. Obviamente, ello implicó no rechazar a nadie que quisiera acercársele, por muy mala fama que tuviera y por muy negro que fuera su expediente.
Por cierto, eso mismo pasa también en otros ámbitos políticos. Mitt Romney, precandidato a la nominación republicana hace campaña con personajes siniestros como Donald Trump, empresario inmobiliario exitoso pero más “corriente” que las galletas de animalitos, quien insiste en propagar la locura que Barack Obama no nació en EE.UU. por lo que es un Presidente ilegítimo.
Romney, al igual que Peña Nieto, quiere llegar a la convención republicana, y a la elección presidencial, sin dividir a su organización política y sumando las aportaciones y el trabajo de todos sus integrantes y simpatizantes.
Pero además, en el caso de Peña Nieto, hemos visto acciones decisivas como cuando era evidente que Humberto Moreira se había convertido en “un pasivo” muy grande como Presidente del PRI y el candidato operó su remoción y remplazo con eficacia y sin generar mayores problemas.
Lo que es interesante preguntarse es con quiénes gobernará cada uno de los candidatos en caso de llegar a la Presidencia. López Obrador ya anunció la composición de su gabinete, que no deslumbra por su competencia y que la sabiduría popular ha calificado como “gerontócrata” porque su promedio de edad se acerca a los 65 años.
Un colaborador de Josefina Vázquez Mota afirmó que ella hará un “…gabinete de coalición con un gobierno incluyente...” Quién sabe que entiendan por eso pero creo que quieren marcar distancia de la necia cerrazón del gobierno de Felipe Calderón que exige que todos los funcionarios públicos sean panistas.
Peña Nieto y su equipo han sido más discretos a este respecto y solo se han referido a las características generales del equipo que integraría en su gobierno: “…funcionarios a la altura de la expectativa y del reto…con capacidad probada, prestigio profesional y personal, así como honorabilidad.”
Pero tenemos otros indicios importantes. El equipo de campaña del candidato priísta ha sido sumamente eficaz y disciplinado, en contraste con el constante caos que ha caracterizado a las campañas de Vázquez Mota y López Obrador.
Conozco a varios de los operadores de la campaña de Peña Nieto y me consta que son profesionales muy capaces y personas intachables, con un bien ganado prestigio público. Yo tengo la impresión de que el candidato priísta se iría por el camino de combinar en su gabinete a estos valiosos elementos con políticos con experiencia y habilidad pero también gente honesta y de prestigio.
Ya veremos…
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