Al Qaeda, la guerra en Irak y los límites de los EE.UU.

Autores

  • Guillermo Fremd

Resumo

En un cuarto de segundo el buscador Google devuelve más de 193 millones de resultados ante la búsqueda de las palabras “Al Qaeda”. Evidentemente, la cantidad de información disponible acerca del tema es inabarcable, máxime si consideramos que constantemente se están generando nuevos contenidos relacionados. Sin embargo, a pesar de la incontable información existente acerca de su historia, miembros y acciones, o tal vez debido a ello, se torna complicado encontrar una definición concreta de este fenómeno tan complejo y heterogéneo. Podemos introducir de forma simple tres aspectos fundamentales de Al Qaeda con el fin de ayudar a su comprensión: su origen, su organización y sus pilares ideológicos.

Origen


El 27 de abril del año 1978 comenzó en Afganistán una revolución que desembocaría en la instalación de un régimen marxista apoyado por la Unión Soviética, que fue prontamente enfrentado por los Muyahidines. Con el fin de provocar la derrota soviética, Estados Unidos destinó cientos de millones de dólares para financiar las actividades de los Muyahidines a través de los servicios de inteligencia pakistaníes (1).  

Osama Bin Laden se instaló en la frontera de este país con Afganistán (en la zona de Pesahwar) y asumió el compromiso de organizar y financiar brigadas de voluntarios islámicos de todo el mundo, utilizando no sólo recursos propios sino también procedentes de los Estados Unidos, Pakistán y Arabia Saudí (2). En 1989 Bin Laden fundó Al Qaeda, una organización pensada para entrenar jihadistas (3). Ese mismo año las fuerzas soviéticas abandonaron Afganistán, mas el gobierno comunista resistió en el poder hasta 1992, cuando los muyahidines tomaron el control de Kabul y fue instaurado el Estado Islámico de Afganistán.  Luego de haber vencido a los soviéticos, que era el primer objetivo cuando la organización fue creada, Al Qaeda adoptó como fin último la creación de un califato de estados islámicos (4).

Organización


Actualmente se cree que Al Qaeda opera en más de 40 países del Medio Oriente, África, Asia, Norteamérica y Europa (5). La organización funciona mediante células de forma sumamente descentralizada, impidiendo de este modo que la caída de una parte afecte a otra. De hecho, existen muchas facciones que son completamente independientes: "algunos analistas han sugerido que la palabra Al Qaeda es usada para referirse a una variedad de grupos conectados por poco más que objetivos compartidos, ideales y métodos” (6).

Luego de la invasión a Afganistán el ejército de los Estados Unidos capturó una especie de constitución de Al Qaeda que establece, entre otras cosas, el modo en que el nuevo Emir (comandante) es elegido en caso de que el actual Emir sea asesinado (7), como sucedió con Bin Laden. Esto da la pauta de que Al Qaeda, a pesar de no ser una agrupación completamente uniforme, sí está organizada y existen estructuras que marcan el funcionamiento de la organización (8).

Pilares ideológicos


Si bien pueden resultar incomprensibles, las acciones que lleva adelante Al Qaeda están inspiradas en ciertos pilares ideológicos que le dan coherencia a la organización y acercan a todos sus militantes. De acuerdo con Al Zawahiri (9), estos pilares son:

1-Gobierno liderado por el Corán: Al Qaeda procura la creación de un Estado basado enteramente en la Sharía (Ley Islámica), considerando a los gobiernos seculares inaceptables y contrarios a la fe islámica.  Al Qaeda busca la conformación de un liderazgo político unificado en todo el mundo musulmán (10).

2-Liberación de las tierras: uno de los principales objetivos de Al Qaeda es liberar “las tierras musulmanas”(11) de sus agresores: “Los militantes creen que están en una batalla por la supervivencia de su sociedad, cultura, religión y estilo de vida” (12).

3-La liberación del ser humano: de acuerdo con Al Zawahiri las personas no sólo tienen el derecho de elegir y criticar a sus líderes, sino que además, aquellos gobernantes que violen las leyes y principios islámicos deben ser resistidos y derrocados, ya que ningún hombre puede encontrarse por encima de la Sharía.

Es relevante notar que Al Qaeda ha justificado su accionar, entre otras cosas, en la intromisión de occidente en los asuntos internos del mundo musulmán. Sin embargo, estos actos han incrementado la intervención de las potencias occidentales en Medio Oriente, retroalimentando el argumento de liberación de los radicales islámicos, entrando en una especie de círculo vicioso difícil de eliminar por la fuerza. En países invadidos por potencias enemigas es inevitable que surjan sectores motivados por esta causa. Parece ser que un objetivo primordial de los Estados Unidos en Afganistán debería ser forjar alianzas con sectores moderados de la sociedad que permitan ofrecer a los jóvenes un discurso diferente, que no diga “Occidente odia a tu gente y no respeta tu fe. Únetenos en los campos de entrenamiento para aprender cómo ser un buen musulmán” (13). 

Después de Al Qaeda, la guerra  de Irak


Existen diferentes perspectivas desde las cuales se puede comprender la Guerra de Irak. Podemos enfocarnos en dos puntos que son esenciales para comprender cómo se gestó la guerra: los antecedentes y el concepto de “guerra preventiva”.

Antecedentes


Luego de la invasión de Kuwait por parte de Irak en 1990, la ONU autorizó una operación militar liderada por los Estados Unidos que tenía como objetivo liberar al Estado ocupado. El 28 de febrero del año siguiente la coalición venció al ejército iraquí que tras rendirse emprendió la retirada. 

Una de las consecuencias más importantes de esta guerra y que resulta imprescindible considerar para comprender la invasión a Irak en el 2003 fue la Resolución 687 (14) del Consejo de Seguridad de Naciones Unidas que, entre otras cosas, obligaba a Irak a deshacerse completamente  de todas su armas químicas, biológicas y misiles de largo alcance y establecía el envío de inspectores que se aseguraran que no quedasen en Irak armas de este tipo y que no se desarrollase o se adquierese armamento nuclear. Además, determinaba que el embargo económico que había sido establecido por la Resolución 661 (15) se mantuviera hasta tanto Irak no llevara a cabo las exigencias del Consejo. Para palear los efectos del embargo, se creó el programa llamado “Petróleo por Alimentos” (16) que, administrado por la ONU, permitía a Irak la exportación de petróleo a cambio de alimentos. A pesar de haberse terminado la Guerra, Irak siguió siendo el escenario de operaciones de menor envergadura durante toda la década del noventa, ente las cuales se destaca la operación Zorro del Desierto, emprendida por los Estados Unidos y el Reino Unido en diciembre de 1998 luego de que Irak expulsara a los inspectores de la ONU. Según el Ministerio de Defensa de los Estados Unidos, la operación  tenía como objetivos "Disminuir las posibilidades de Saddam Hussein de hacer y usar armas de destrucción masiva. Disminuir la capacidad del régimen de hacerles la guerra a sus vecinos. Demostrar a Hussein las consecuencias de violar sus obligaciones internacionales" (17).

En enero del 2002, George W. Bush incluyó en un discurso a Irak dentro del “Eje del Mal”, junto con Corea del Norte e Irán. 

La Resolución 1441 de noviembre de 2002 estableció que tras 11 años sin cumplir lo señalado en la Resolución 687 de 1991, Irak debía permitir el ingreso de inspectores de la Organización Internacional de Energía Atómica y de la Comisión de las Naciones Unidas de Vigilancia, Verificación e Inspección. A  finales de ese mes, los inspectores entraron a Irak sin encontrar nada relevante hasta mediados de enero del 2003, cuando fueron halladas ojivas vacías (18). El equipo de inspectores declaró ante el Consejo de Seguridad que no era posible asegurar que Irak se haya desarmado, a pesar de que no fueron encontradas pruebas de que existieran armas de destrucción masiva. A partir de entonces, a pesar de que los Estados Unidos, con el apoyo de España e Inglaterra  intentaron demostrar que existía una amenaza real por parte de Irak, no consiguieron el consenso necesario dentro del Consejo de Seguridad para realizar una acción legitimada por la ONU.

El 20 de marzo de 2003 una coalición liderada por los Estados Unidas (sin el respaldo del Consejo de Seguridad) integrada por Inglaterra, España, Australia y Polonia, invadieron Irak y en menos de un mes lograron poner fin al gobierno de Saddam Hussein.

Guerra Preventiva


La Carta de las Naciones Unidas, con el fin de mantener la paz y la seguridad internacional, prohíbe la utilización de la fuerza, con dos excepciones: la legítima defensa y las acciones emprendidas con autorización del Consejo de Seguridad, órgano responsable de la seguridad internacional. Sin embargo, la invasión a Irak no puede englobarse en ninguna de las dos opciones: ni fue autorizada por el Consejo de Seguridad por constatarse un quebrantamiento de la paz o acto de agresión, ni puede ser catalogado de legítima defensa (recordemos que para esto debería haberse consumado la agresión o esté a punto de llevarse a cabo (19), (20)).

En cambio, la Invasión a Irak fue incluida dentro de lo que se conoce como Guerra Preventiva. El presidente George W. Bush (2001-2009) definió el concepto de la siguiente manera:

“Tenemos que estar preparados para detener a los estados delincuentes y a sus clientes terroristas antes de que sean capaces de amenazar o usar armas de destrucción masiva contra Estados Unidos y nuestros aliados y amigos (…) Teniendo en cuenta los objetivos de Estados delincuentes y terroristas, los Estados Unidos ya no pueden depender exclusivamente de una posición de reacción, como hemos hecho en el pasado. La incapacidad para frenar a un atacante potencial, la inminencia de las amenazas actuales y la magnitud del daño potencial que podría ser causada por la elección de nuestros adversarios de las armas, no permiten tal opción. No podemos dejar que nuestros enemigos golpeen primero” (21).

No se puede explicar la guerra en Irak sin hacer hincapié en la relevancia que posee esta definición. No debería sorprendernos que haya quienes consideren que “La doctrina Bush de la guerra preventiva es un sobre-esfuerzo por darle apariencia de juricidad a una conducta que, a la luz del sistema actual, es abiertamente ilegal” (22).

La guerra se sostuvo en parte en una creencia: un Medio Oriente más democrático redundaría en un mundo menos amenazante para los Estados Unidos. Sin embargo, ocho años después del comienzo de la guerra, parece difícil seguir creyendo en la posibilidad que la democracia sea exportada por la vía militar.

La lucha contra el terrorismo es uno de los principales desafíos al que deberá enfrentarse  la comunidad internacional en el siglo XXI.  La posibilidad de que mediante sufragios democráticos los pueblos legitimen en el poder a líderes extremistas parece poner a las principales potencias en una encrucijada: fomentar la democracia parece ser una actividad loable, pero el proceso de consolidación puede suponer graves peligros para la comunidad internacional.  De acuerdo con Mansfeld y Snyder "empujar a los países demasiado pronto a elecciones competitivas no solo supone el riesgo de fomentar guerras, sectarismos y terrorismo, sino que también hace la futura consolidación de la democracia más difícil" (23).  La Historia dirá si una real consolidación democrática del Medio Oriente contribuirá a la construcción de un mundo más plural y seguro.


(1) http://www.guardian.co.uk/world/1999/jan/17/yemen.islam. Bin Laden provenía de una familia multimillonaria. Su padre había sido uno de los constructores preferidos del Rey.

(8) Un riguroso trabajo de investigación sobre el origen y  derrotero de Al Qaeda lo ha realizado Lawrence Wright en su premiado libro “La torre elevada. Al-Qaeda y los orígenes del 11-S”, publicado en español por Debate (2011).

(9) Principal líder de Al Qaeda luego de la muerto de Bin Laden. Puede verse una breve biografía en http://www.bbc.co.uk/news/world-south-asia-11489337

(19) http://dialnet.unirioja.es/servlet/fichero_articulo?codigo=2367474&orden=88741

(20) http://www.un.org/spanish/aboutun/charter/chapter7.htm

(22) http://dialnet.unirioja.es/servlet/fichero_articulo?codigo=2367474&orden=88741

(23) Edward D. Mansfield y Jack Snyder “Prone to Violence, The Paradox of the Democratic Peace”. National Interest, invierno 2005. Página 1.

 
* Estudiante de la Licenciatura en Estudios Internacionales. 
Depto. de Estudios Internacionales. 
FACS - Universidad ORT Uruguay

Publicado

2011-10-20

Edição

Seção

Enfoques