Las Coreas entre la Guerra Fría y el deshielo

Autores

  • Julieta Falero

Resumo

“Son como hermanos” dice Bae Si On respondiendo a mi pregunta sobre qué siente sobre Corea del Norte. En general el sentimiento es de fraternidad, pero no se habla mucho del tema. Suelen evitarlo y se miran, desorientados, cuando preguntamos. También reconocen temor: la peligrosa y frágil relación con el vecino del norte es conocida a nivel popular. Es esta una generación que no conoció la guerra, aunque la estudian y la narran como la más lamentable y cruel parte de su historia, y siguen lamentando la separación que sus abuelos sufrieron de sus familias. 

Hay quienes, sin embargo, difieren abiertamente en sus opiniones. Yoon Hyun Phil, quien pasó parte de su servicio militar en la frontera más militarizada del mundo, considera a los coreanos del norte como sus mayores enemigos. En Corea del Sur tienen dos años de servicio militar obligatorio (son 4 años en Corea del Norte) que deben cumplir todos los hombres a partir de los 19 años y, si bien se les permite postergarlo por razones de estudio hasta cunmplir los 30, el incumplimiento es penalizado con prisión. De todas maneras, el servicio en la frontera es encomendado aleatoriamente, aunque pueden postularse para hacerlo.

La Zona Desmilitarizada es la delimitación de la frontera entre el Norte y el Sur. Fue establecida al final de la guerra, en 1953, y tiene una extensión de 241 kilómetros de este a oeste. Al pasar por la autopista lateral se puede ver claramente el lado norte, separado simplemente con cercas de ambos lados, vigilancia militar cada unos 150 metros, y el territorio central despoblado y minado. 

Es allí que se encuentra el Área de Seguridad Compartida, donde la línea divisoria está marcada por una simple viga de hormigón en el suelo, donde a pocos metros pueden verse los edificios y soldados norcoreanos, donde se puede tener acceso, por un máximo de tres minutos y bajo estrictas normas de seguridad, a la sala de negociaciones en las que las reuniones para el mantenimiento del armisticio se llevan a cabo. Es esta la misma frontera donde, cuenta Yoon Hyun Phil, se intercambian disparos al aire de uno y otro lado cuando los cuerpos militares, del sur y del norte, se cruzan durante los entrenamientos.

Corea del Sur ha descubierto cuatro de los veinte túneles subterráneos de infiltración que se cree que existen, que atraviesan la Zona Desmilitarizada. Estos túneles, construidos por Corea del Norte para espionaje y ataques, pueden permitir el paso de una tropa armada por hora. Si bien hoy están prudentemente bloqueados, Corea del Sur ha sabido aprovechar la zona para promover el turismo. Acompañados de las exageradas advertencias y narraciones de los guías turísticos, los visitantes tienen oportunidad de conocer el tercer túnel, descubierto en 1978, por el que se llega a tan sólo 170 metros de Corea del Norte. La última parada del tour es Dorasan Station. La moderna estación de tren más cercana a Corea del Norte, que evidencia la esperanza de unificación que expresan en el sur, se ubica a unos 250 kilómetros de Pyeongyang (Corea del Norte) y a 50 km de Seúl (Corea del Sur). Se anhela conectar estas dos ciudades por tren en un futuro no muy lejano. También aquí los turistas pueden ser protagonistas del escenario, adquiriendo un ficticio boleto de tren hacia el vecino país.

Así se da la relación diaria entre las dos Coreas. Con temor y esperanza. Con fraternidad y rencor. Se promueve el turismo al tiempo que se temen posibles ataques y se mantiene una seguridad constante en todas partes. En el sur se alista y entrena a la población para defender la nación, mientras se los educa para que no consideren a los vecinos como enemigos y mantengan viva la esperanza de paz y pronta reunificación. Así de tensa, así de dual. 


*Estudiante de la Licenciatura en Estudios Internacionales.
FACS - Universidad ORT Uruguay

Publicado

2011-09-15

Edição

Seção

Política internacional